jueves, 3 de septiembre de 2015

La posibilidad de votar a Domingo Cavallo

-Por Fabián Curotto-

En notas anteriores he venido argumentando la inconveniencia, para los sectores populares, de un hipotético triunfo de Domingo Cavallo en las próximas elecciones de octubre, esta vez representado en la figura del mascarón de proa elegido por el capital ultra concentrado, es decir, por Mauricio Macri. No es provocación lo que acabo de decir, es paralelismo histórico, antes que algún defensor de monopolios y hegemonías empresariales se enoje al leer mi caracterización del programa de gobierno que viene a atacar de lleno el bolsillo de los trabajadores. El mismo Cavallo lo dijo "Macri tiene el mejor equipo", reconociendo en esas filas a sus muchachos.

Por eso, porque menciono al bolsillo, esta vez me detendré más en cuestiones económicas que en cuestiones políticas, por mas que las dos están sin dudas entrelazadas.
Decía nuestro recordado Raúl Scalabrini Ortíz "Estos asuntos de la economía  y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarle."

Alguna vez habrán sentido que se nos quiere tomar como limitados cuando hablamos de economía. Que no nos subestimen en tal punto, ni subestimemos nosotros al otro. Si sabemos sumar, restar y comprender porcentajes ya estamos en condiciones de debatir económicamente, lo único que restaría es sincerar que banderas tenemos en nuestra consideración y sincera estima a la hora de ese debate. No deberíamos tener problema en hablar de economía con un defensor del libre mercado; el tema es lograr que sincere que la bandera argentina no está entre sus prioridades y que para él los números macro económicos significan por si solos muchísimo mas que la Justicia Social. Creo que el problema radica ahí, en el sinceramiento de los intereses que defienden cuando argumentan algo. Si vinieran quienes nos hablan de la ventaja de un ajuste y nos dijeran "soy gerente del Grupo Techint -o de Cargill- y desde esos intereses sectoriales pienso y hablo", todo sería menos hipócrita y mas fácil. Pero no, además de no ser gerentes de esas firmas, en su discursito mencionan a la Argentina poniendo cara de San Martín, mientras conceptualmente acaban valorando más el proteger los intereses de las corporaciones transnacionales que a la soberanía económica de los Estados.

Y algunos nos hablan de 'impostergables ajustes', apoyándose en la palabra crisis. Es decir, parten de dignósticos ficticios para intentar aplicar sus pésimas recetas. La mayor parte de esos que nos hablan no son tontos; son lobbistas, son operadores o integrantes de fundaciones que defienden los intereses económicos de quienes los financian. Tontos son los que repiten las palabritas y conceptos de éstos estafadores en contra de los intereses de los vecinos de su barrio -y a veces hasta de sus propios intereses- y sin cobrar un mango por tamaña agachada apátrida. Eso es ser verdaderamente tontos.
Nadie serio puede presentar como "crisis alarmante" el actual escenario en donde las políticas de carácter contracíclico mantuvieron en Argentina la capacidad de consumo de las mayorías y en donde, en un contexto internacional muy difícil, se mantuvo el crecimiento. No se creció a un 10% anual en este 2015 -ningún país lo hizo- pero se creció. No da negativo ese indicador, por mas vueltas que los voceros de la oligarquía quieran darle. Y agrego este dato nada menor de 2003 a esta parte acá, cuando se crece, se redistribuye ese crecimiento. Las prioridades sociales del Proyecto siguen estando claras. Será eso lo que en realidad molesta.

Ahora, económicamente hablando ¿qué es ajustar?. Hace unos días Carlos Heller brindaba unas cinco o seis palabras clave que me ocupé de sistematizar de la siguiente manera. Ajustar implica devaluar (busquen la palabra devaluar y se encontraran con "quitar valor"). ¿Quitar valor a qué cosa? Principalmente a los ingresos de un trabajador, es decir al salario, como así  también a las jubilaciones. Si sube el dolar oficial los comerciantes, para salvar momentáneamente la ropa, tienen posibilidad de trasladar esa suba a los precios.
Ya sé, quien lee esto no es tonto. Claro que es evidente que, si quienes le compraban pierden poder adquisitivo, sus ventas caerán, por lo cual ese "salvar sus pilchas" es una cuestión solo momentánea. Ya le llegará al pequeño comerciante también el veneno de ese ajuste, aunque no en la primera curva. Pero prescindiendo de algún empleado puede patear la pelota hacia adelante un tiempito mas.

Y llegamos a la posibilidad de que un ajuste, entonces, enfríe la economía pues achica el movimiento del mercado interno. ¿Puede que eso desacelere un poco más la inflación? Claro que puede suceder tal cosa: si se consume poco, si no hay a quien venderle el stock... puede ser que los precios no suban tanto. Allí, entre las tumbas de un cementerio, la inflación deja de ser un problema, como en todo lugar donde la actividad comercial es mas bien nula.

Ya hablamos del comerciante que, ante la caída de sus ventas, prescinde de alguno de sus empleados para "achicar gastos". Esta lógica genera desempleo, desocupación. Si en éste párrafo se acordaron de la década del noventa, les juro que no es casualidad.

Deteniéndonos en el contexto internacional no resulta creíble que por el sólo hecho de devaluar fuertemente nuestra moneda crecerán automáticamente las exportaciones, y de modo sustancial. Afuera no hay tanta caja como hace unos años. A Brasil, por nombrar un caso, por mas que le dejemos nuestra producción automotriz a precio de caramelos, no se le puede vender en el volumen en que lo hacíamos hace unos años, pues está afrontando problemas estructurales en este momento. Además cuando se produce algo "a precio de caramelos" ya sabemos que es el trabajador el que está siendo explotado ¿o hace falta recordar también este punto?

Resumiendo: las propuestas neoliberales que proponen los Melconián, los Sturzenegger, los Cavallo y hasta los Redrado, pueden ser presentadas con términos que no remitan tanto a los noventa, pero son el retorno de aquel saqueo en beneficio de unos pocos. Que no quepa una sola duda respecto a esto. No defienda el pueblo los intereses del sector que excluyó a nuestros viejos, sector que la única discusión que tiene respecto a qué hacer con los trabajadores es si conviene explotarlos o directamente excluirlos. Para ellos los trabajadores son un costo mas para evaluar a la hora de sus negocios, nunca los ven como titulares de derechos que merecen ser prioridad al momento de cualquier consideración. 

Y más allá de números "macro" o "micro", pensemos que tipo de sociedad queremos construir, recordando aquello que dijo un compañero; "Los números (de la economía) tienen que cerrar con la gente adentro, no con la gente afuera: eso lo hace cualquiera".










No hay comentarios:

Publicar un comentario