domingo, 25 de mayo de 2014

Reflexiones para este 25 de Mayo

Una vergüenza menos, una libertad más

25 de mayoEscrito por Daniel Ezcurra Secretario nacional de Formación de KOLINA
En mayo de 1810, al calor de la crisis internacional generada por la competencia por el dominio del mundo entre Inglaterra y Francia (con España como actor secundario); apareció la ventana de oportunidad de conmover los cimientos del poder colonial español y coagular una alianza política (con diferentes sectores en su interior) que concretara un paso fundamental en la lucha por la emancipación.
Más de 200 años después, la crisis de dominación imperial y las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales reavivaron la posibilidad de un nuevo ciclo de proyectos populares en Nuestra América.
En Argentina, se ligaron la ruptura del bloque económico neoliberal, la resistencia de las organizaciones que a partir de mediados de los 90 fue poniendo cada vez más palos en la rueda a las medidas antipopulares y la voluntad política transformadora de Nestor Kirchner. En el ciclo abierto 2001- 2003, después de mucho tiempo nuevamente volvimos a hablar de Soberanía política, independencia económica, justicia social e integración regional. Nuevamente pudimos sentirnos parte de una Nación, nuevamente volvimos de sentir el orgullo de tener Patria.
Pero todo esto, como decía el Gordo J. W. Cooke, ocurre en un “mundo que se nos ofrece como inacabado para que lo construyamos en medio de la contingencia y el riesgo”, sin garantías, en medio de la incertidumbre de correlaciones de fuerzas que no siempre podemos o sabemos conmover. Es decir, arrojados a la historia, al reino de los límites y las posibilidades.
Nos hemos ganado el derecho a ser protagonistas de este momento histórico. Muchos compañeros hoy no están para que esto haya sido posible. Nadie tiene derecho a alejarnos del compromiso que eso significa. Nadie puede arrogarse la pretensión de que dejemos de soñar y construir los ladrillos de una nueva emancipación.
Pesimismo de la razón y optimismo de la voluntad reclamó alguien desde las cárceles del fascismo. Si Mayo no significó la absoluta independencia pero si un jalón imprescindible en aquel largo camino; estos 10 años nos reencontraron con nuestra historia y con nuestras mejores experiencias. Con mucho esfuerzo fuimos capaces de, a día a día, tener “Una vergüenza menos y una libertad más”. Cada uno calibrará lo que esto significa tomando el abismo neoliberal desde el cual venimos.
Este 25 de mayo; participemos en la fiesta del nosotros. Celebremos todo lo que hemos construido, pero también las ganas de hacernos cargo de todo lo que falta. Celebremos la Patria, ya sabemos que nos quieren tristes porque los pueblos deprimidos no vencen. Por eso, reafirmemos colectivamente, con un compañero y compañera al lado, espalda con espalda, unos más entre miles; que venimos a combatir por el país alegremente. Viva la Patria!

viernes, 23 de mayo de 2014

Este 25 de mayo todos a la Plaza

Difundo la invitación de nuestra Corriente de Liberación Nacional (KOLINA)

El 25 de mayo de 1810 hubo un pueblo que se decidió a sacarse de encima el pie del colonialismo. Hubo contradicciones, incertidumbre, temores, pero también algo que superó todo eso: el deseo y la voluntad de ser libres.


Aunque fueron cambiando los rostros del imperialismo, su deseo siempre fue el mismo: dominarnos y quedarse con la riqueza de esta Patria Grande que es Latinoamérica. Nuestra historia es la historia de cómo sostenemos aquel anhelo fundacional de ser dueños de nuestro destino.

El 25 de mayo de 2003, de la mano de Néstor Kirchner, se abrió un nuevo capítulo en esa historia, cuando empezamos a sacarnos de encima a los gringos que nos compran y a poner coto a los criollos que nos venden.

Desde 2007, con la primera presidencia de la compañera Cristina Fernández de Kirchner, empezó el proceso de profundización de los grandes cambios políticos y sociales que había allanado Néstor: Reestatización de las AFJP, recuperación de Aerolíneas Argentina, Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Matrimonio Igualitario y recuperación de YPF, Asignación Universal, por sólo mencionar algunas de las profundas transformaciones de ésta Década Ganada.

En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo y de la asunción de Néstor Kirchner, desde KOLINA convocamos a todos y todas a festejar este 25 de Mayo en la Plaza. Porque el pueblo movilizado quiere seguir profundizando más que nunca el proyecto nacional y popular.  

A celebrar con alegría la Patria que estamos construyendo.


miércoles, 14 de mayo de 2014

Así se suele actuar bajo la órbita de Ma$$a

Nosotros, como militantes del FPV, padecimos este tipo de arbitrariedades de manos de la policía -municipal en aquel caso- en San Fernando, distrito tambien dirigido por la concepción de "seguridad" de la derecha. Fue en ocasión de realizar difusión política en plena campaña electoral. De mas está la aclaración -pero la hago- que eran pintadas y pegatinas lo nuestro, de ningún modo había un accionar violento o intimidante en nuestras filas (se sabe que la violencia está en las estrategias de algunos opositores, no en nosotros). Ahora ocurre esto en Tigre, y los atropellados son nuevamente vecinos laburantes, pueblo en ejercicio de sus derechos. Parece que en los territorios gobernados por el massismo las fuerzas de seguridad se envalentonan de algún modo extraño y tienen mas preocupación en detener vecinos que en perseguir narcotraficantes.
                                                                         Fabián Curotto
DETIENEN A DOS PADRES Y A SUS DOS HIJOS MENORES POR RECLAMAR OBRAS.
TIGRE: Rincón de Milberg

DETIENEN A DOS PADRES Y A SUS DOS HIJOS MENORES

Esto se dio hoy Miércoles a las 7.30 horas aproximadamente, cuando un grupo de padres se dirigieron a la escuela primaria 21 y secundaria 17 a constatar que las obras que habían prometido el día de ayer se estén llevando a cabo.
Al encontrarse con la ausencia de la obra, salieron caminando por Ruta 27 hasta la calle Rosales donde el día de ayer informaron a las autoridades que se iban a manifestar pacíficamente cortando el transito de manera parcial.

Antes de que corten el transito efectivos de la policía bonaerense detuvieron al papá de cuatro alumnos de la escuela, Ramón Sisterna; a un vecino que se acercó a preguntar por la situación y fue tirado al piso y esposado, Rubén Aranda; y a dos menores. Los adultos recibieron golpes y los menores de 14 y 15 años fueron esposados entre sí, uno de ellos recibió un cachetazo por parte de un oficial de la Policía Bonaerense.

En principio fueron trasladados al Destacamento Policial, luego a una revisación medica policial, en horas del mediodía la secretaria del fiscal Magaz tomo declaración a los padres detenidos en la fiscalía de Rincón de Milberg, el fiscal que actuó de oficio amparándose en el artículo 194 referido al entorpecimiento del tránsito o servicios públicos.

Los menores fueron liberados hace instantes.

En este momento los padres fueron trasladados a la fiscalía de San Isidro, para luego traerlos al destacamento Policial Rincón de Milberg donde terminaran tramites administrativos y serian liberados en horas de la tarde.

Un grupo de vecinos se presento en la fiscalia mientras otro grupo mas nutrido se quedo en las inmediaciones de la Ruta 27 y Cebey, prometieron en cortar el transito si no se libera a los padres y a los adolescentes.

Desde Suteba Tigre se hicieron presentes el secretario Alfredo Caceres, la secretaria de Derechos Humanos y docentes.

Por Marcos Tenaglia (Fuente)

miércoles, 7 de mayo de 2014

Un día como hoy nacía Eva Duarte, Evita

Nació un 7 de mayo de 1919, posiblemente en un campo llamado “La Unión”, cerquita de Los Toldos, o quizás en Junín, Provincia de Buenos Aires. Su padre, Juan Duarte, fue un terrateniente conservador implicado en las maniobras fraudulentas por las que se estafaron tierras a las comunidades mapuches de la zona. Su mamá se llamaba Juana Ibarguren y era hija de la puestera del campo de Juan Duarte. Juan tenía dos familias, una “legítima” y otra “ilegítima”. Eva fue la quinta de cinco hermanos de la familia ilegítima de Juan Duarte, quien no reconoció a ninguno de ellos. Su condición de “hija adulterina” -tal la clasificación difamatoria que se les diera a los hijos no reconocidos en esos años- marcó a fuego la personalidad de Evita.
Muerto Juan Duarte, la familia queda absolutamente desprotegida y debe mudarse primero a los Toldos, posteriormente a Junín, donde Evita asistió a la escuela, actuó en su primera obra de teatro y enfrentó su temprana adolescencia en condiciones económicas muy pobres.
Un tres de enero de 1935 esa piba de tan solo unos 15 años se baja de un tren en la ciudad de Buenos Aires, sin un mango y sin la más mínima idea del rol que tendría en la historia de nuestro país. Como miles de argentinos que en esa época migraban desde el interior a la capital, ella fue en busca de nuevas oportunidades. Para los porteños más acomodados, estos eran inmigrantes distintos a los usuales inmigrantes europeos. Eran inmigrantes de adentro, los famosos “cabecitas negras” que luego pasarían a formar un rol predominante en la fase industrializadota de nuestro país y en el movimiento social que daría sustento al peronismo.
Evita pasó sus primeros años laburando en compañías teatrales y apenas sobreviviendo en condiciones económicas muy austeras. Poco a poco fue haciéndose conocida en el ambiente y consiguió algunos roles como segunda actriz o como modelo en la tapa de varias revistas de espectáculos. De esta época se la recuerda, según testimonios, como una chica débil, tímida, muy flaca, alegre y buena compañera. Pero su suerte vino de la mano de la radio, donde comenzó a realizar algunos radioteatros, en especial uno llamado “Grandes Mujeres de la Historia”, que tuvo mucha repercusión. Hacia 1942 Eva pudo abandonar finalmente las pensiones, luego de muchos años de trabajo, y se mudo por primera vez a un departamento en la calle Posadas, que años mas tarde compartiría por un tiempo con Juan Domingo Perón. Un año más tarde comienza su actividad política cuando funda el primer sindicato de trabajadores de la radio, que luego presidió.
Conoce a Perón en 1944, cuando fue condecorada en un acto organizado por la Secretaría de Trabajo y por ser una de las actrices que más fondos había recaudado para las victimas del terremoto ocurrido en la Provincia de San Juan. Hasta acá Eva probablemente pensaba que ella había vivido una vida de mucho trabajo y sacrificio. Estaba equivocada.
Cuando Perón entra en su vida esta se revoluciona completamente. Evita juega un papel preponderante en los sucesos del 17 de octubre de 1945, haciendo de nexo entre el conductor y los trabajadores que irían a buscarlo a la plaza. También milita exhaustivamente en la campaña presidencial que lleva a Perón a la presidencia.
Sólo tres días después Eva pronuncia su primer discurso político, que ya marcaría, aunque levemente, su tendencia transgresora y revolucionaria. En plena Argentina Infame, con tan solo 27 años, Evita grita a los cuatro vientos ante un país expectante: «La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.»
Inmediatamente un fenómeno inédito comienza a rondar su figura, un fenómeno que se intensificaría día a día. Nace hacia ella un amor incondicional por parte de los más postergados de nuestro país, mientras que de los más acomodados brota un odio irracional y desmesurado. Evita no tiene problema en tomar partido, elige sin hesitar por los suyos. Ni siquiera las “señoras gordas” de Recoleta, aquellas de las que hablaba Jauretche y que tendrían derecho a votar gracias a ella, la querrían ni un poquito. Por el contrario, siempre sería vista como la princesa plebeya que había usurpado un lugar que históricamente correspondió a las de su clase.
El accionar político y social de Evita, su protagonismo, decisión y acción a partir de ese momento, es imposible de comprimir en esta breve reseña. Sólo a modo de ejemplo: fue la ejecutora de gran parte de la labor social del peronismo a través de la Fundación Eva Perón, construcción de hospitales, escuelas, colonias, clubes, residencias estudiantiles, etc; llevó la relación política con los sindicatos; creó el Partido Peronista Femenino, por medio del cual fueron elegidas por primera vez 23 diputadas nacionales, 6 senadoras nacionales y un total de 109 mujeres en cargos electivos provinciales; escribió de puño y letra la ley de igualdad jurídica entre los cónyuges en materia de derechos civiles y patria potestad; redactó el Decálogo de Derechos de la Ancianidad, que fueran luego incorporados a la Constitución del 49; etc. Todo ello en un breve período de 6 años.
Posteriormente, hacia 1951 la CGT impulsaría su candidatura a la Vicepresidencia, actuando bajo la convicción de que su presencia en ese cargo fortalecería la presencia de los trabajadores en el poder. En agosto se realiza el Cabildo Abierto del Justicialismo, acto en el cual se lanzaría la candidatura Justicialista. En ese acto, uno de los momentos más emotivos de su vida pública, este diálogo se registra entre ella y los trabajadores:
Evita: (hablando a la multitud y a Perón) Hoy, mi general, en este Cabildo Abierto del Justicialismo, el pueblo preguntó que quería saber de que se trata. Aquí ya sabe de qué se trata y quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria.
Pueblo: ¡Con Evita! ¡Con Evita!
Evita: Yo haré siempre lo que el pueblo quiera. Pero yo les digo que así como hace cinco años he dicho que prefería ser Evita, antes que la mujer del presidente, si ese Evita era dicho para aliviar algún dolor de mi Patria, ahora digo que sigo prefiriendo ser Evita. La Patria está salvada porque la gobierna el general Perón.
Pueblo: ¡Que conteste! ¡Que conteste!
Espejo (CGT): Señora, el pueblo le pide que acepte su puesto.
Evita: Yo le pido a la Confederación General del Trabajo y a ustedes, por el cariño que nos profesamos mutuamente, para una decisión tan trascendental en la vida de esta humilde mujer, que me den por lo menos cuatro días.
Pueblo: ¡No, no, vamos al paro! ¡Vamos a la huelga general!
Evita: Compañeros, compañeros…yo no renuncio a mi puesto de lucha. Yo renuncio a los honores. (llorando) Yo haré, finalmente, lo que decida el pueblo. (aplausos y vivas) ¿Ustedes saben que si el puesto de vicepresidenta fuera un cargo y si yo hubiera sido una solución no habría contestado ya que sí?
Pueblo: ¡Contestación! ¡Contestación!
Evita: Compañeros, por el cariño que nos une, les pido por favor que no me hagan hacer lo que no quiero hacer. Se los pido a ustedes como amiga, como compañera. Les pido que se desconcentren. (La multitud no se retira) Compañeros…¿Cuándo Evita los ha defraudado? ¿Cuándo Evita no ha hecho lo que ustedes desean? Yo les pido una cosa, esperen hasta mañana.
Espejo (CGT): La compañera Evita nos pide dos horas de espera. Nos vamos a quedar aquí. No nos movemos hasta que nos de la respuesta favorable.
Evita: Esto me toma de sorpresa. Jamás en mi corazón de humilde mujer argentina pensé que podía aceptar este puesto… Denme tiempo para anunciar mi decisión al país en cadena.
(Finaliza el acto)
Nueve días después Eva pronuncia lo que sería llamado en la mitología peronista como el “Renunciamiento Histórico”. Declina su candidatura, en parte por las fricciones que ocasionaba su presencia en varios sectores del movimiento, en parte por la gravedad de su enfermedad.
En 1952 su salud se agrava profundamente. Vota al peronismo desde su lecho. El 26 de julio falleció. La CGT decreta un paro de tres días. La velan en su sede central. Dos millones de personas desfilan durante días ante su cuerpo. Mientras tanto, en el pasaje Guise del barrio de Recoleta, algún descerebrado escribía la infame y cobarde pintada que festejaba con un “Viva el Cáncer” la existencia de la terrible enfermedad, e inauguraba una demostración de ensañamiento sin precedentes que no terminaría hasta 1976.
Tanto la odiaban que el cuerpo de Eva sería secuestrado por la Revolución Libertadora, y sería vejado, manoseado, expatriado y sometido a toda clase de perversidades. Su valor simbólico era demasiado alto para que quede accesible a sus seguidores en su mausoleo de la CGT. Al respecto, Rodolfo Walsh escribiría este increíble cuento que se adentra en los pormenores del caso. Sus restos fueron finalmente escondidos en Milán, con la connivencia de la Iglesia Católica y hasta del mismo Papa Pío XII, quien la había conocido cara a cara durante su gira Europea. La Tendencia, durante los 70, habría intentado recuperar el cuerpo de Evita para el pueblo. Fue así que hacia 1969 la organización Montoneros secuestra a Aramburu para intercambiarlo. El plan falló en sus objetivos y Perón recién volvería a tener posesión de los restos de su mujer en 1971.
El legado de Evita ha sido inspirador para muchas generaciones. En especial para la juventud: durante los 70 su imagen fue levantada por todo el espectro juvenil que ingresaba intempestivamente a la militancia política. Ni siquiera aquellos que no han simpatizado con el peronismo han reconocido su legado como militante y luchadora social. Entre toda su herencia, tal vez la más importante es que su dedicación a una causa se constituye como el estándar más alto de militancia: una mujer que entregó todo en una carrera desenfrenada por revolucionar. Si el Diego es el máximo estándar futbolístico, Evita es a la militancia lo que el Diego al Fútbol.
Tal fue su fuerza y su absoluta entrega por la causa nacional, que muchos se han preguntado que hubiera sido de los años noventa si ella hubiera podido entrar caminando, ya viejita, a algún Congreso del PJ para “exponer” su “punto de vista” al respecto de lo que el “movimiento” y los “compañeros” estaban haciendo con el país.
Pues quienes más han notado su vida y sufrido su ausencia fueron sin duda los descamisados: tal el nombre cariñoso que ella usaba para referirse a los desposeídos, marginados, excluidos y explotados de nuestro país. Y es así que tal vez sea el desafío de esta nueva argentina y de nuestra generación el volver a poner las cosas en el lugar en que las puso ella.

Fuente: lacamporafilo

domingo, 4 de mayo de 2014

El Padre Mugica por Carlos Mugica

Jesús y la política

Por Carlos Mugica

La relación entre fe cristiana y compromiso político es el tema número uno de la reflexión teológica contemporánea. Por eso no resulta demasiado sorprendente que Oscar Cullmann, uno de los más importantes teólogos del protestantismo actual, considerando por católicos, protestantes y judíos sin distinción como el mejor exégeta tal vez, que hay hoy del Nuevo Testamento, se ocupe de la relación que existió entre el Jesús histórico y los revolucionarios de su tiempo.

Nadie ignora que a partir del Concilio Vaticano II, que con su histórica Constitución Pastoral Gaudium et Spes (La Iglesia en el Mundo Contemporáneo, 1964 y, sobre todo, con la Encíclica Populorum Progressio (1966) de Pablo VI, el tema de la relación entre la fe y el compromiso político es el que ha absorbido la atención de los teólogos y pensadores cristianos. Y el proceso se ha ido acentuando cada vez más. Basta a hojear la revista Concilium, que reúne a los más importantes teólogos renovadores europeos y comienza a darle amplia cabida al tema en sus páginas.

Es cierto que en los países mas  desarrollados, que con más precisión desde el Tercer Mundo son señalados corno subdesarrollantes, la problemática teológica es mucho más conflictiva ya que se cuestiona la esencia misma del mensaje revelado. Como decía un gran teólogo' "allí la mordedura llegó hasta el hueso". Se cuestiona no sólo la legítima pretensión de la Iglesia de ser la sucesora de los apóstoles, sino la misma divinidad de Cristo, a quien se pretende presentar como el prototipo del hombre para dos demás, pero no necesariamente como el Hijo de Dios. Al reducir a Cristo a una dimensión meramente humana, presentándolo como el hombre que llegó al fondo en la capacidad de amar, en la entrega a los hombres a través de su máxima manifestación, dando la vida por ellos, se dinamita el dogma básico de la fe cristiana: la Resurrección.

San Pablo enseña: "Si Cristo no resucitó, los cristianos somos los hombres más estúpidos de la tierra". Y tiene razón si Cristo no resucitó, no hay salida para los ciegos, paralíticos y esquizofrénicos de este mundo, por más revoluciones sociales que se propugnen. El marxismo, pienso yo, encuentra su límite más terrible en el pasado. No hay salida trascendente para los que ya murieron. Para el cristianismo, la muerte no existe. Para el cristiano no hay más que una sola vida, pero que tiene tres instancias: la histórica que podemos llamar vida uterina, luego viene el parto que es la muerte, para acceder finalmente a la vida plenamente creadora: la vida eterna, que supone entrar a compartir la existencia tremendamente fecunda y gozosa de Dios. Es entrar, por decir así a crear desde Dios, nuevos mundos. Y precisamente, por ser totalmente creadora, la existencia se vuelve totalmente dichosa.

No obstante esta preocupación constante por salvar el basamento mismo de la fe cristiana los teólogos europeos comienzan a reflexionar sobre el tema religión y política porque munchos jóvenes, hoy, en Europa, entran en crisis de fe al sentir que c' modo de presentación del mensaje cristiano y el rol que desempeña la Iglesia aparecen como sustentadores de una sociedad que agoniza del orden establecido, al que Helder Cámara llama el "desorden establecido".

Sin duda que a nivel cristiano fue decisiva en este punto la toma de posición del Magisterio de la Iglesia y sobre todo, de Pablo VI. En la Constitución Pastoral la Iglesia en el Mundo Contemporáneo, el Concilio exhorta a los cristianos a comprometerse en la creación de una sociedad nueva y a ampliar el campo del compromiso solidario al mundo entero. La encíclica Populorum Progressio precisa más el campo de atención y de acción. Es la Carta fundamental del Tercer Mundo desde la perspectiva católica. No basta ya luchar para que desaparezcan los individuos ricos y pobres, sino que se trata de acabar con los países ricos y los países pobres. No se trata de que los pueblos ricos ayuden a los pueblos pobres sino de que los pobres dejen de ser pobres. Realizar una acción que signifique a nivel de pueblos lo que Helder Cámara quiere para el campesino miserable del Nordeste brasileño: "ayudar al hombre a ponerse de pie". No se trata de "pararlo" paternalísticamente sino de ayudarlo a ayudarse. Aceptar el surgimiento original o inédito de los pueblos del Tercer Mundo. Claro que este planteo de Pablo VI parece ingenuo. Porque para que surjan los pueblos nuevos los países dominantes deben renunciar a sus apetitos imperiales.

Esta necesidad de atender a las crisis internas de las Iglesias que corrían el riesgo de desaparecer con el cambio generacional, es la que en última instancia ha obligado a los teólogos europeos a mirar más allá de sus narices y advertir que existe un Tercer Mundo. No hay duda de que Pablo VI, con su ejemplo, ha contribuido a empujarlos. Por eso no sorprende demasiado hoy que Cullmann, el gran exégeta protestante contemporáneo, amigo personal de Pablo VI y observador en el Concilio Vaticano II, se ocupe de la relación entre fe y militancia política. Es la primera vez que lo hace, ya que hasta ahora sólo le preocupó la relación entre fe e historia desde una perspectiva más distante. Pero es indudable que él mismo ha contribuido a este "aterrizaje" de la teología católica y protestante actual. Con su Cristo y el tiempo, Cullmann fue uno de los pioneros de este siglo en señalar el sentido evolutivo de la formulación de la fe y la relación entre revelación e historia humana, mostrando que Dios no sólo se revela a través del mensaje bíblico sino también a través de la historia humana, a través de lo que Juan XXIII llamará después "los signos de los tiempos". Por eso es que hoy son muchos los teólogos que afirman que Dios se revela ante todo y principalmente a través de la Biblia pero que también lo hace a otro nivel, ciertamente, para los católicos, a través del Corán, Marx, Freud o Einstein. El Cardenal Bea, hablando a cristianos, protestantes y musulmanes, les decía: "Te hemos que compartir la porción de verdad que hay en cada una de nuestras religiones para acercarnos más al Dios que todos amamos". Y Pablo VI, en su discurso a los observadores del Concilio (Cullmann, entre ellos), dirá: "Ustedes (protestantes, ortodoxos) y nosotros (católicos) estamos en un mismo camino, y vamos hacia una novedad que debe ser engendrada".

Esto no significa que la Iglesia Católica renuncie a nada de lo que constituye su esencia, sino al contrario, que explicite su esencia, que explicite todas las virtualidades que contiene en su seno.

El acto académico de la inauguración de los cursos de 1969 de la Facultad libre de Teología protestante de París fue la ocasión para que Cullmann, a través de su trabajo Jesús y los revolucionarios de su tiempo incursionara por primera vez en el campo de la teología política. Es una obra breve, concisa, de 87 páginas, en la que Cullmann nos propone desde el Evangelio, y con el rigor histórico que el tema exige, las bases para reflexionar sobre la relación entre la fe y el compromiso político. Lo que le preocupa a Cullmann en primer lugar es cuál fue la actitud concreta de Jesús, qué fue lo que El hizo y dijo en relación al poder de su tiempo, cómo se situó el Jesús histórico frente a los factores de poder que hoy tiene que encarar un cristiano. Ciertamente que, en el mundo en que se movía Jesús -la sociedad geográfica de Israel, donde lo religioso y lo político aparecían íntimamente fusionados- el problema era más grave y difícil. Cullmann demuestra que Jesús de Nazaret no puede ser encuadrado en ninguno de dos principales movimientos de su tiempo. Su obediencia radical a la voluntad divina, que se asienta en su íntima comunión con Dios, y en la espera de su Reino y su justicia, no se acomoda ni a la perspectiva de los grupos que defendían el orden establecido en Palestina, ni a la de los que combatían por la violencia. Al analizar el comportamiento histórico de Jesús, Cullmann, no niega la necesidad que hoy experimenta un cristiano acerca de cómo situarse frente a las distintas manifestaciones del poder; sostiene que el resultado del análisis histórico debe crear en el cristiano la base que le permita plantear correctamente el problema, eludiendo simplificaciones reducidoras, fruto de posiciones ideológicas dogmáticas que conducen a un Cristo pacifista a outrance o a un Cristo guerrillero.

Es importante señalar que, para un cristiano, el Jesús histórico es un punto de referencia fundamental para reflexionar sobre la validez de su compromiso, pero sin olvidar nunca que Cristo sigue hoy vivo y actuante a través de la historia, a través de su Espíritu, que se expresa particularmente -para los católicos- por el Magisterio de la Iglesia.

Ubicando a Jesús en su tiempo, lo encontramos enfrentado a un movimiento de resistencia religiosa y política: el movimiento zelota. Los zelotes luchan por medio de la violencia contra la autoridad establecida, en la que ven la expresión del paganismo e imperialismo romanos, opuestos a su religión monoteísta y a su libertad como pueblo. Cuando Jesús entra en la vida pública, el problema número uno de Palestina es la resistencia al invasor romano, problema religioso y político a la vez.

Hoy en día, en que tanto se habla de teología de la revolución, se corre el riesgo de hacer de Jesús pura y simplemente un rebelde zelota. Cullmann afirma que esto se explica, dado que la condenación jurídica de Jesús no es decretada por los judíos sino por los romanos. que sólo se preocupaban de la actitud política de la gente. Esto es demostrado por Cullmann de manera indudable dable, sobre todo cuando señala que Jesús fue ejecutado al modo romano, es decir, mediante la crucifixión, y no como la pena de muerte judía, que era la lapidación.

Además, la inscripción sobre la cruz, "Jesús, rey de los judíos", aludía claramente a la razón política de la ejecución: éste pretende ser Rey, por lo tanto, sustituir al César.

Para poder ubicar bien a Jesús en su contexto histórico y percibir la originalidad de su vida y su mensaje, es indispensable advertir -como lo muestra Cullmann- que en los evangelios hay dos categorías de textos, que aluden a palabras y gestos de Jesús: 1) por un lado, los que aproximan a Jesús al zelotismo: a) los que se refieren a la aproximación creciente de Jesús a las masas, b) sus crueles ironías hacia los gobernantes, c) el tener entre sus discípulos a tres antiguos zelotas: Simón el Zelota, Simón Pedro y Judas Iscariote; d) su condenación por los romanos que lo creían agitador zelota, etcétera. 2) Por otro lado, están los textos en que Jesús aparece como adversario de toda violencia y de toda resistencia política: a) las parábolas de la no-violencia, b) el amor a los enemigos, c) orden de no usar la espada para defenderlo, d) rechazo enérgico de todo elemento político en su misión divina, etcétera. En esta línea se puede afirmar que la gran tentación que Jesús rechazó como satánica fue la de erigirse en líder político, en jefe revolucionario.

La raíz común de las dos series de textos contrapuestos está en la esperanza central de Jesús: la espera del Reino que va a venir. Para Jesús, el Reino que va a venir, viene por obra de Dios antes que por obra del hombre. Por eso, todos los fenómenos de este mundo deben ser relativizados lo que no quiere decir minimizados, sino orientados al Reino definitivo. Así, Jesús, al sacramentalizar al amor humano, lo relativiza, es decir, muestra que tiene relación a una instancia más profunda, en que se realiza el amor pleno y total. Esa instancia es el amor en Dios.

El temor a la afirmación de Marx, "la religión es el opio del pueblo" -que históricamente ha tenido validez en muchos casos- no debe impedir el percibir la originalidad del mensaje de Cristo que es evidentemente escatológico (es decir, que mira el fin de los tiempos). Helder Cámara, Luther King, y Camilo Torres, que con su solo testimonio invalidan la objeción de Marx, si se le quiere dar un alcance universal, nunca perdieron de vista que la revolución no significa la instalación del Reino de Dios en la tierra, y que debe ser permanentemente revolucionada y criticada desde la fe, hasta que el Señor vuelva. Ciertamente, esa crítica sólo se podrá ejercer honestamente a los ojos de los hombres de nuestro tiempo, desde adentro del proceso, participando de la acción revolucionaria, aunque se la relativice en el sentido antes expuesto.
Por eso Cullmann señala que la esperanza del Reino futuro (que no es de este mundo), que totaliza la perspectiva de Jesús no lo aleja a Él de la acción en este mundo que pasa, y para este mundo que pasa.


Es evidente que Jesús se sitúa en una actitud crítica frente a todas las instituciones existentes en su tiempo. Forman parte del mundo pervertido que pasará y no tienen, por lo tanto, ningún valor eterno. Jesús es el revolucionario más ambicioso de todos los tiempos, ya que no pretende crear nuevas estructuras, no pretende acabar la explotación del hombre por el hombre, no apunta a una sociedad nueva sin injusticias, sino que pretende crear una nueva vida, un nuevo modo de existir absolutamente impensable para el hombre, e imposible de alcanzar con sus solas fuerzas: la vida divina.

Es cierto que comenzar a vivir esta nueva vida traerá, como consecuencia, cambios profundos en las relaciones humanas y posibilitará la creación de una nueva sociedad. Pero Jesús no pierde el tiempo participando en una acción que encare la destrucción de las estructuras corruptoras mediante la violencia. Él no quiere desviar los corazones de su predicación que es el Reino de Dios, que no es de este mundo. Se trata de un nuevo modo de existir, insospechable para el hombre. Fue necesaria la Encarnación del Hijo de Dios para que el hombre pudiera aceptarla. Así como el mono jamás soñó en convertirse en hombre, la vida divina que Cristo trae al hombre resulta tan desproporcionada a sus apetencias terrenas, que Theilhard llama el salto mortal en la línea de la evolución: el paso del hombre a la vida transhumana, a la vida cristificada.

Jesús cambia en el culto todo lo que se opone a su radicalismo escatológico, todo lo que atenta ya, entonces, contra la nueva vida que anuncia, vida que supone el sano desarrollo en libertad de la interioridad del hombre. Cristo acaba con el culto alienante y exige un culto a Dios que se traduzca en la liberación real del hombre. Por eso Pablo VI dice en su discurso de clausura del Concilio del 7-12-71: "Nosotros, los cristianos, más que nadie, tenemos el culto del hombre". Y dice verdad. Porque en la enseñanza de Cristo, el modo no ilusorio, no tramposo de glorificar a Dios, es el amor real y comprometido al hombre: "Ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros".

Jesús no reniega de la tradición. Elimina de ella los elementos que impiden captar con pureza la radicalidad de su mensaje. Hoy sucede algo parecido con las corrientes renovadoras de la Iglesia, que postulan la socialización de los medios de producción y el advenimiento del socialismo. Buscan su apoyo en la auténtica tradición de la Iglesia, desvirtuada en los últimos siglos por el individualismo capitalista. Y esta auténtica tradición se refleja ante todo en el Nuevo Testamento, que asienta por escrito las vivencias de las primeras comunidades cristianas. Y allí se ve que, desde el vamos, los primeros cristianos vivieron en comunidad de bienes. Mientras resonaban con fuerza en sus oídos las enseñanzas del Maestro, prescindieron de la propiedad privada individualista. A medida que se fueron alejando de su origen, este rigor hacia la propiedad individual fue desapareciendo, aunque siempre en la historia de la Iglesia existieron comunidades de hombres que mantuvieron una distancia radical frente a la posesión de los bienes. Basta recordar a San Francisco de Asís.
La actitud profundamente trascendente de Jesús lo lleva a descartar todo lo que se oponga al mundo directo de su mensaje escatológico, y lo llevó a enfrentarse con los defensores de la letra de la ley y con los zelotes nacionalistas sectarios. Porque Jesús viene a anunciar el plan divino no sólo a Israel, aunque reconoce su peculiar ubicación en la redención, sino a todos. De ahí que su fraternal apertura hacia los paganos y samaritanos escandaliza a los judíos, y en particular a los zelotas, cuyo odio al extranjero era ilimitado.

Cuando los hombres de hoy luchan por extirpar las clases que dividen a los hombres en explotadores y explotados, y se oponen al neocolonialismo y al imperialismo, están reconociendo en la práctica, tal vez sin advertirlo, la fuerza del mensaje que Cristo trajo hace dos mil años.

Los evangelios muestran con meridiana claridad que Jesús estigmatiza sin piedad a los ricos y predica con inusitada violencia contra la injusticia social. Jesús anuncia por un lado, que a la luz del Reino que vendrá, la diferencia entre ricos y pobres es contraria a la voluntad divina. Este juicio sobre el orden social de su tiempo es, como tal, un juicio revolucionario. Pero Jesús como ya dijimos, no apunta a voltear el orden social directamente. El exige otra cosa de sus discípulos: cada uno debe aplicar individualmente desde ahora las normas del Reino futuro. Cada hombre, como individuo, debe ser cambiado por la ley del amor. Jesús se preocupa por hacer desaparecer en el individuo el egoísmo, el odio la injusticia, la falsedad.

Esta enseñanza de Jesús sigue siendo hoy indispensable. Si todos los que hoy en la Argentina nos decimos cristianos, realizáramos a fondo nuestra revolución interior, pasáramos de la injusticia al amor, ciertamente que la configuración de nuestra sociedad sería otra. Y no se daría, por ejemplo, el hecho escandaloso de que solamente en Buenos Aires haya 120.000 departamentos vacíos y más de 2.000.000 de personas viviendo en villas miseria y conventillos. Sin hablar de "cristianos" con dos o tres casas, que viven lo más "panchos", ignorando la situación de miseria de sus hermanos en la fe.

Marcha de acompañamiento y despedida que le brindaron sus amigos, 

compañeros y fieles, después de su asesinato. El 9 de octubre de 1999 
los restos de Carlos Mugica fueron trasladados desde el cementerio de 
la Recoleta a la Capilla Cristo Obrero, donde desempeñó gran parte de 
su tarea pastoral como sacerdote entregado a los pobres, la misa fue 
presidida por el Arzobispo Bergoglio (hoy Papa Francisco). 
El feretro fue llevado en andas por sus hermanos villeros.

Es cierto, como ya antes quedó señalado, que el Magisterio de la Iglesia enseña que la conversión del corazón, para no ser ilusoria, supone hoy una acción política eficaz que busque eliminar las injusticias estructurales. Y que sea natural que una profunda conversión del corazón lleve al compromiso revolucionario, que busque acabar con la explotación del hombre por el hombre como lógica consecuencia.

Ortega decía: "El hombre es él y su circunstancia". Después de Marx, esto no puede ser ignorado por los cristianos. Y toda la enseñanza actual de la Iglesia exige atender ciertamente a la conversión personal, pero simultáneamente a "la circunstancia", que en ciertas situaciones puede ser determinante de las actitudes interiores.

Pablo VI señala en su Carta al Cardenal Roy, refiriéndose a la insensibilidad social de los grandes empresarios, fruto de su tren de vida: "Muchos involucrados en las estructuras y acondicionamientos modernos están determinados por sus hábitos de pensamiento, sus funciones, cuando no lo están, también, por la salvaguarda de sus intereses materiales".
Es cierto, sin duda que la cuestión se resolvería por sí misma si cada individuo se convirtiera tan radicalmente como Jesús lo exige. Pero también es cierto que el condicionamiento estructural puede penetrar hasta la interioridad de la persona e imposibilitarla para el cambio profundo. De ahí que hoy resulta inseparable en el cristiano la conversión del corazón y la acción política que busca la conversión de la sociedad.
El Peronista, Nº 4, 14 de mayo 1974. Solicitada posición política de Montoneros sobre el asesinato (contratapa). Clic para descargar
Los primeros cristianos se tomaron en serio las enseñanzas de Jesús. Por eso vivían en comunidad de bienes (Actos de Apóstoles 4,36-5,4). Y su testimonio hizo explotar la institución madre de la opresión humana: la esclavitud.
Jesús fue condenado a muerte por Pilatos como rebelde político, como zelota. Su mensaje trascendente resultó incomprensible, tanto para la mentalidad teocrática y sectaria de los zelotas como para la mentalidad pagana de los romanos, que se engañaron acerca de las verdaderas intenciones de Jesús. Su esperanza escatológica, es decir, de la realización plena del reino fuera del tiempo, llevó a Jesús a una actitud agudamente crítica frente al poder romano que lo hizo aparecer como zelota. Y los movimientos populares que suscitó su acción, indudablemente aparecían, ante los ojos de los romanos, como levantamientos contra el orden establecido.

El Sanhedrín, como lo muestra el evangelista Juan (Juan 11,48), al advertir que el movimiento popular a favor de Jesús se agranda día a día, toma la decisión de denunciarlo como rebelde político a los romanos, para que la acusación no recayera sobre él.

Cullmann demostró en su momento, en Dios y el César que Pilatos no se limita a ratificar una pena aplicada por los judíos os, sino que es el que eficazmente juzga a Jesús. En Getsemaní es la cohorte romana -y no los judíos- la que apresa a Jesús. Es cierto que la responsabilidad moral le cabe al Sumo Sacerdote y al partido del Sanhedrín (y no al conjunto del pueblo judío), pero la responsabilidad jurídica corresponde exclusivamente a los romanos.

Es cierto que Jesús es condenado por zelota, por revolucionario, pero esta acusación de ninguna manera significa que Cristo fuera realmente zelota, sino que su actitud trascendente, profundamente religiosa, escapaba a toda posibilidad de comprensión por parte de los paganos.

En los Evangelios se ve con claridad que Jesús elude los movimientos populares que suscita con su acción, sobre todo cuando el pueblo trata de hacerlo rey (Juan 6,15) y los zelotas perciben que no quiere adherirse a su partido ni hacer cansa común con ellos. Jesús se atribuye a sí mismo la profecía de Isaías, que presenta al Mesías como el siervo de Jahvé, como un varón de dolores, y considera como la tentación capital de su vida la de erigirse como líder político. Esto queda sugerido en el episodio misterioso de las tentaciones en el desierto. A la proposición del demonio de constituirlo en rey señor del mundo, Jesús contesta: "Apártate, Satán" (Mateo 4,10). Y se resiste a ser llamado Mesías. Prefiere designarse a sí mismo como Hijo del Hombre. Es realmente significativo que prefiera este título aun al de Hijo de Dios. Para los cristianos que miran a Jesús con los ojos de la fe, éste es un índice más de compromiso definitivo del Dios Hombre con los hombres. Cuando se pretende usar la violencia para impedir su detención, se opone enérgicamente. Y coherente con la afirmación de su mensaje trascendente, responde a la pregunta de Pilatos: "Mi Reino no es de este mundo.

Un elemento original de su mensaje, tal vez el más profundo, coloca a Jesús por encima de los antagonismos de su tiempo. El Amor a los enemigos. Es cierto que, de suyo, el amor al enemigo. no excluye necesariamente el enfrentamiento, incluso violento, con éste, en situaciones extremas, como se ha dado tantas veces en la historia, pero Jesús traza las líneas ideales de conducta, válidas para todos los tiempos y que suponen para el cristiano en situación de lucha o aun de guerra una permanente tensión de reconciliación.

Cuando El dice que no vino a traer la paz sino la espada, de ningún modo está recomendando la guerra santa: constata que la decisión que su mensaje exige de los hombres provoca disensiones entre ellos y puede suscitar la persecución en sus discípulos. La historia reciente y actual muestra cómo las palabras de Cristo tienen plena vigencia. Luther King, el apóstol de la no-violencia, es eliminado violentamente. Es que el mundo no puede soportar el mensaje cristiano cuando se expresa con su fuerza original. Las palabras de Jesús: "Si a mí me persiguieron, los perseguirán a ustedes", son para siempre. Pueden dar buena fe de ellas los laicos, obispos y sacerdotes de América latina, que por su fidelidad al Evangelio sufren hoy las consecuencias de la violencia institucionalizada.

La actitud de Jesús en el Evangelio es de una profunda unidad. El quiere afirmar a fondo la trascendencia de su mensaje, su originalidad en un mundo cerrado en la inmanencia. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta, como lo señala Cullmann, que su actitud no puede ser traspuesta sin más a nuestros días. Son muchos los teólogos que afirman hoy. Cullmann entre ellos, que en la perspectiva de Jesús el fin del mundo era inminente y, por lo tanto, poco importaba cambiar las estructuras de la sociedad. Es importante entonces, como lo dijimos antes, no absolutizar al Jesús histórico cuando lo buscamos como norma para orientar nuestra actitud frente al compromiso político y la revolución. Para los cristianos, Jesús es el Cristo resucitado que, vivo y lleno de fuerza sigue conduciendo a su pueblo a través de la Iglesia, de su Magisterio y de la Historia. El cristiano de hoy, convencido de que estructuras injustas dificultan la conversión del corazón, no debe olvidar jamás ,la necesidad de la revolución interior.

En la Unión Soviética se ha realizado una revolución social y económica, qué duda cabe. Pero la burocracia parasitaria que impide al pueblo una real participación en el poder político es una realidad indudable. Por más revolución social que se propugne, y hoy es absolutamente indispensable encararla en los pueblos del Tercer Mundo, será necesario realizar el proceso interior de la conversión continua del odio al amor para buscar el poder no para dominar sino para servir. Un no cristiano genial de nuestro tiempo parece haberlo comprendido. Cuando Mao realiza la revolución cultural y habla de la necesidad permanente de revolucionar la revolución está postulando precisamente un cambio hondo del corazón, como también lo exige Jesús.

Este trabajo de Cullmann es un aporte importante para la reflexión de los cristianos, que hoy, tal vez con más seriedad que nunca, asumen el compromiso político y la lucha revolucionaria porque comprende que el Reino de Dios comienza ya en este mundo. Para no falsear su testimonio será importante "o tener vergüenza del Evangelio" (Epístola a los romanos, I, 16) que siempre, en alguna de sus dimensiones, será considerado "locura" por el mundo. Se trata de usar de las cosas de este mundo, buscando su transfiguración, pero como "si no se las usara". Esta tensión entre estar en el mundo luchando por la liberación del hombre en todos los frentes. sin ser del mundo, sin hacer de esta instancia terrena el destino definitivo, es lo que Cristo exige hoy al cristiano, y éste es el desafío que debe asumir sin claudicaciones para ser la sal de la tierra, más allá de su fragilidad e impotencia





Extractos de Peronismo y Cristianismo Carlos Mugica, Editorial Merlin, Buenos Aires, 1973


"¿Qué es glorificar a Dios? No es ponerle veinticinco velas a los santos. No. Sí ayudar a que un hombre sea más hombre. Si yo a este hombre lo ayudo a leer y escribir, glorifico a Dios, porque lo ayudo a crecer como hombre. Ayudar al hombre a ponerse de pie. No pararlo. El sólo se tiene que poner de pie. Ayudarlo a ayudarse." "Antes que hablarle de Dios al hombre que no tiene techo, hay que darle un techo. Darle techo ya es hablarle de Dios. Mejor dicho ayudarlo a que se dé el techo es ayudarlo a ayudarse."


"Hay un pecado personal, fundamental, que es el pecado del egoísmo. ¿Qué es pecar? Es tratar a una persona como si fuera una cosa. No hay más que un solo pecado: el pecado contra el amor. Cuando cosifico al otro, ahí hay pecado. Cuando utilizo al otro, ahí hay pecado. Cuando respeto a la persona del otro, ahí hay amor."

"Y está el pecado colectivo o estructural... ¿Cuáles son las estructuras opresoras? Aquellas que establecen un tipo de dominación de unos hombres por otros. Yo pienso que el sistema capitalista liberal que nosotros padecemos es un sistema netamente opresivo. No solo porque hay muy pocos hombres que se aprovechan del fruto del trabajo de la mayoría, sino porque además las relaciones que se establecen son relaciones de dominación. Relaciones despóticas."

"Por eso, como movimiento de Los Sacerdotes del Tercer Mundo propugnamos el socialismo en la Argentina como único sistema en el cual se pueden dar relaciones de fraternidad entre los hombres. Que cesen las relaciones de dominación para que haya relaciones de fraternidad. Un socialismo que responda a nuestras auténticas tradiciones argentinas, que sea cristiano, un socialismo con rostro humano, que respete la libertad del hombre."

"Los hombres están condicionados, determinados por las estructuras en las que viven. Por lo tanto, tengo que amar a los seres humanos y amar las estructuras que contribuyen a que esos seres humanos se realicen como hombres, a que vivan creadoramente. Y debo tratar de destruir o modificar las estructuras que les impiden vivir de esa manera. Y aquí entra todo lo que hace a la dimensión política."

"La liberación debería realizarse en todos los sectores donde hay opresión. En el orden jurídico, en el político, en el cultural, en el económico y en el social."

"En el orden cultural hay opresión porque el pueblo, y entiendo aquí por pueblo fundamentalmente a los oprimidos, a los trabajadores, no tienen acceso a la enseñanza superior y tienen difícil acceso a la secundaria y aun a la primaria. A veces porque no hay bancos y si los hay porque los chicos tienen que lustrar zapatos para que la familia aguante. Además de esto nuestra enseñanza es tecnócrata y colonialista, para que no moleste, que no incomode el día de mañana y se adecue a este sistema montado sobre la base del lucro."

"En el orden económico y social, nuestra estructura económica es anticristiana y opresora. Primero porque en lugar de estar la economía al servicio del hombre, el hombre está al servicio de la economía."

"Segundo porque lo social está subordinado a lo económico con las consecuencias que acarrea." "En el orden social el índice de mortalidad infantil y de desocupación son cada vez mayores."

"Es un deber de todos los cristianos hoy, entrar en la lucha por transformar la sociedad. Esa es la acción política, la acción que tiende a transformar, a modificar la sociedad."

"La justicia se encarna en la vida entera de la sociedad. No basta darle a cada cual lo suyo en un plano meramente individual. No se trata de que los individuos ricos ayuden a los individuos pobres, sino que se trata de que los pobres dejen de ser pobres. Y hasta ahora, para que los pobres dejen de ser pobres no se ha inventado otro más que este sistema: que los ricos dejen de ser ricos. Hay que ayudarlos a los ricos a liberarse de esas riquezas que Los oprimen y que los llevan hacia el camino del infierno."

"Porque si queremos que los dos millones y medio de hermanos nuestros que viven en las villas miserias estén mejor, evidentemente algunos van a estar peor."

"Hoy los cristianos no podemos rezar el padrenuestro si no hacemos algo eficaz para que disminuya el índice de mortalidad, que en nuestra patria, aumenta día a día. Lo mismo con respecto a las torturas; si yo no estoy haciendo algo para que cesen las torturas, en la medida de mis posibilidades, soy co-torturador de mis hermanos. Porque quizá no soy un opresor directo que comete la injusticia, pero tal vez la consiento o no la reparo en la medida en que no me comprometo a través de una acción política para cambiar las estructuras. El compromiso político hoy, no es optativo, es obligatorio para los cristianos en sentido amplio."

"El problema de la violencia no es un problema virginal: "a mí no me gusta la violencia". Hay que ser un desnaturalizado para estar a favor de la violencia si la opción fuera violencia-no violencia. El problema es que yo no puedo quedarme pasivamente tranquilo ante la situación de terrible violencia institucionalizada que estoy viviendo, porque si lo hago, soy un asesino de mi pueblo que se está muriendo de hambre."

"¿No es violencia institucionalizada, acaso, la que sufre el obrero que apenas reúne 40.000 pesos mensuales, al tener que pagar el precio de la leche, la carne o el azúcar? ¿No es violencia institucionalizada el aumento cada vez más alarmante de mortalidad infantil? "

"Vivimos en un sistema capitalista, en el cual el motor fundamental es el lucro. El lucro es "el" motivo de este sistema económico." "Esta sociedad es inmoral, no solamente porque las riquezas se reparten en forma desigual, sino porque el tipo de hombre que propone esta sociedad es un hombre alienado, un hombre inhumano, es el hombre consumidor, el hombre que "tiene".

"Tenemos que buscar otro tipo de sociedad y aquí aparece la reflexión sobre la posibilidad de acceder al socialismo. ¿Cuáles son las pautas que debe tener en cuenta un cristiano para saber qué sistema puede adecuarse mejor o no a sus valores? Primero, el Evangelio; segundo el Magisterio de la Iglesia y después los signos de los tiempos."

"Pensemos en la comunidad prototípica, las primeras comunidades cristianas. ¿Qué se dice en el libro de los Hechos de los Apóstoles?: ‘Todos los que creían vivían unidos teniendo todos sus bienes en común, vendían sus posesiones y haciendas y las distribuían entre todos según la necesidad de cada uno’. (Cap. 2, 44ss). "La muchedumbre de los que habían creido tenían un solo corazón y una sola alma y ninguno tenía por propia cosa alguna; todo lo tenían en común." "No había indigentes entre ellos porque los dueños de haciendas y casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido a los apóstoles y a cada uno se le repartía según su necesidad." "Dieciocho siglos más tarde Marx va a pronunciar una frase evangélica cuando diga: ‘de cada uno según su capacidad, y a cada uno según su necesidad.’"
"Si hoy realmente los que se dicen católicos en la Argentina pusieran todas sus tierras en común, todas sus casas en común, no habría necesidad de reforma agraria, no habría necesidad de construir ni una sola casa. Los casi tres millones de personas que viven en las Villas Miserias en la Argentina, o en conventillos infames y en cuevas –como los indios con los que estuve en Los Toldos – podrían vivir confortablemente bajo techo sin que se construya una sola casa más en el país. Sólo en Buenos Aires hay ciento diez mil departamentos vacíos. Si esta fuera una sociedad cristiana, la gente de las Villas tendría derecho a ocuparlos. Ya de hecho lo han concretado en Córdoba, un grupo de gente de una villa se apoderó de un monoblock. No han hecho más que recuperar lo que les corresponde. Porque cuando la gente dice "esto es mío", ¿quién decidió que es suyo?. El Código Civil Argentino. Pero el Código Civil fue una avivada de doscientas familias que ya se habían apoderado de las tierras y por eso podían decir: "cada uno tiene derecho a ser propietario de lo que tiene". Claro, si todos hubieran largado a cero kilómetro en materia de tierras, muy bien, pero los señores Pereyra Iraola y Menéndez Behety ya eran dueños de media Argentina cuando dijeron ‘hay que respetar la propiedad privada’. "


"En el fondo las discrepancias ideológicas se cierran en dos alternativas, que son: una la alternativa capitalista, que se basa fundamentalmente en que unos pocos sean dueños de los bienes de producción, es decir de los bienes que producen bienes, o sea de las máquinas, donde el hombre tiende al lucro. Esos pocos serán estos que dijo el apóstol Santiago: ‘los ricos que oprimen a sus hermanos’.


"La otra alternativa es el socialismo, en el cual la comunidad es la que tiene el control y la propiedad de los bienes de producción. No son de unos o de algunos, sino de todos. El control popular sobre los medios de producción, que lleve a que los bienes no sean de algunos sino de todos."


Una edición actualizada del libro, con prólogo de Gabriel Mariotto, ha salido en 2012.